ESTE CUENTO LO VOLVIMOS A CONTAR Y A ESCRIBIR ENTRE TODOS.
EN UNA ESTACIÓN DE TRENES BASTANTE
GRANDE Y MUY ANTIGUA, HABÍA UN
NENE QUE ESTABA
OBSERVANDO CÓMO LA
GENTE SE DESPEDÍA. MENOS UN SEÑOR
CALVO CON BIGOTES, QUE NO DESPEDÍA A NADIE
Y NADIE LO DESPEDÍA A ÉL.
EL SEÑOR CALVO NO ESTABA
SOLO, ESTABA CON MARTÍN
SU HIJO, QUE
AL CABO DE
UNOS MINUTOS SUBIERON AL TREN.
LUEGO SE ESCUCHÓ LA BOCINA
DEL TREN QUE INDICABA SU PARTIDA
Y TODOS LOS PASAJEROS SE SENTARON
EN SUS RESPECTIVOS ASIENTOS.
UNO DE LOS CHICOS AL VER EL ASIENTO
LIBRE AL LADO, LO
INVITÓ A OTR A SENTARSE
JUNTO A ÉL.
COMO YA ESTABAN ABURRIDOS DE MIRAR EL CAMPO A
TRAVÉS DE LA VENTANILLA, UNO DE LOS CHICOS TUVO LA IDEA INVENTAR CUENTOS DE TERROR, QUE AL FINAL
RESULTARON SER MUY GRACIOSOS Y SE MATARON DE LA RISA.
LOS DEMÁS NIÑOS AL ESCUCHAR TANTAS RISAS FUERON A VER
DE QUÉ SUCEDÍA Y AL ESCUCHAR LOS CUENTOS DISPARATADOS TAMBIÉN SE MATARON DE LA
RISA.
EN ESE MOMENTO EL TREN SE DETUVO, LUCIO LE PREGUNTÓ A
SU MAMÁ POR QUÉ SE HABÍA TENIDO EL TREN Y ELLA LE RESPONDIÓ QUE EL TREN HABÍA
LLEGADO A DESTINO.